Inversionistas migran de las bolsas al crédito privado en medio de la alta volatilidad

El crédito privado se posiciona como refugio estratégico frente a la volatilidad global y los riesgos de refinanciación que afectan a empresas medianas.

Fondos de pensiones estatales de EE.UU. han elevado sus asignaciones a activos privados, con algunos portafolios superando el 45% de exposición.
11 de mayo, 2025 | 05:00 AM
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Bloomberg Línea — En un escenario complejo, con tensiones comerciales renovadas y mayor volatilidad en los mercados, el crédito privado emerge como una alternativa frente a los mercados de deuda públicos. Fondos de pensiones, aseguradoras y fundaciones están reconfigurando sus portafolios para incrementar su exposición a esta clase de activo.

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De acuerdo con un informe de Bloomberg Intelligence, el apetito institucional por el crédito privado se mantiene firme en 2025, a pesar de una mayor selectividad. “El atractivo de esta clase de activos sigue siendo alto y es poco probable que cambie pronto”, aseguran los analistas Paul Gulberg y Andrew Silverman.

Esta confianza estructural contrasta con la creciente volatilidad en los mercados públicos, donde la sensibilidad a eventos macroeconómicos, como las disputas arancelarias o los cambios en la política monetaria, sigue siendo elevada.

Un sondeo realizado por Bloomberg Intelligence revela que “casi el 60% de los encuestados tiene la intención de aumentar su asignación al crédito privado en los próximos 12 meses”, una cifra que, aunque ligeramente inferior al 67% registrado en 2023, mantiene una dirección claramente positiva.

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Este giro institucional plantea un reordenamiento del mapa de financiamiento corporativo, con consecuencias para empresas y mercados.

Además, Gulberg y Silverman anticipan una fase de consolidación en el sector. “Los flujos hacia el crédito privado siguen siendo sólidos, pero podrían desacelerarse levemente”, advierten, indicando que el crecimiento de esta clase de activo podría moderarse, no por pérdida de atractivo, sino como reflejo de una mayor sofisticación en la asignación de capital.

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A principios de 2024, según cuentas de Morgan Stanley, el volumen de este segmento alcanzó aproximadamente US$1,5 billones, frente al US$1 billón registrado en 2020. Las proyecciones indican que podría escalar hasta los US$2,6 billones para 2029.

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Riesgos emergentes

Sin embargo, este ascenso del crédito privado no está exento de amenazas. La creciente posibilidad de una guerra comercial prolongada entre Estados Unidos y China ha encendido las alarmas entre los inversionistas institucionales.

“Los resultados del sondeo más reciente de Bloomberg Intelligence sobre crédito privado sugieren que, si bien el interés por esta clase de activos sigue siendo alto, hay signos de cautela derivados de la incertidumbre macroeconómica y los riesgos comerciales”, advirtió Noel Hebert, director de estrategia de crédito en Bloomberg Intelligence.

La preferencia institucional por el crédito privado se mantiene firme, pese a la volatilidad y los riesgos comerciales globales.

El 56% de los encuestados considera que el crédito privado podría verse negativamente afectado por una escalada en las disputas comerciales, en particular entre Estados Unidos y China.

Para Hebert, “el crédito privado ha ofrecido rendimientos atractivos frente a otras clases de activos, pero su relativa iliquidez y exposición a sectores sensibles al comercio global lo hacen vulnerable en escenarios de creciente proteccionismo”.

La agencia de análisis KBRA también alerta sobre la exposición indirecta del sector frente a shocks arancelarios. En su informe, señala que “la incertidumbre en torno a los aranceles amenaza con revertir muchas de las recientes mejoras crediticias experimentadas por los prestatarios del crédito privado”.

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Aunque muchas empresas tienen operaciones mayoritariamente domésticas, “incluso aquellas sin exposición directa al comercio internacional no saldrán ilesas”. Esto se debe al impacto transversal sobre insumos, logística, inflación de costos y planes de inversión.

Asimismo, el informe subraya que “las empresas productoras de bienes tangibles generalmente dependen en gran medida de materias primas importadas o componentes, lo que las hace inmediatamente vulnerables al aumento de costos de insumos, presión sobre márgenes y posibles disrupciones en la cadena de suministro”.

En contraste, los sectores de servicios podrían enfrentar impactos más indirectos, como una caída de la demanda ante un repunte inflacionario derivado de los aranceles.

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Mayor exposición

UBS también destacó esta semana la importancia de mantener una estrategia de inversión diversificada que incluya activos privados.

Según su analista Daniel Kalt, “la fase actual del mercado se caracteriza por una incertidumbre excepcionalmente alta, desencadenada por la agresiva política comercial de Estados Unidos y las amenazas arancelarias, que ya han provocado fuertes retrocesos en los mercados bursátiles y caídas masivas en los volúmenes de negociación”.

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Desde una perspectiva estratégica, el banco suizo sugiere considerar la inclusión de capital privado como complemento a las inversiones tradicionales. Kalt resalta que “la construcción sistemática de un portafolio de private equity también puede ayudar a proporcionar flujos de caja continuos provenientes de salidas y distribuciones, que a su vez pueden ser reinvertidos”.

En ese sentido, UBS recomienda destinar hasta un 20% del componente accionario a mercados privados, mediante una acumulación gradual que permita gestionar riesgos de liquidez, aprovechar diferentes ciclos económicos y mejorar la resiliencia general del portafolio.

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En general, en los últimos años, los mercados privados han consolidado un dominio silencioso sobre el sistema financiero estadounidense, desplazando progresivamente a las bolsas como principal fuente de financiamiento para muchas empresas.

Los datos de Bloomberg Intelligence muestran que, entre 2020 y 2024, el capital privado levantó US$4,96 billones en Norteamérica, casi el triple de lo que generaron las emisiones públicas de acciones, que sumaron apenas US$1,8 billones en ese mismo periodo.

Este cambio estructural ha reducido drásticamente el número de empresas que optan por salir a bolsa, al encontrar condiciones más flexibles, eficientes y confidenciales en los mercados alternativos.

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Firmas como Blackstone, Apollo y KKR han liderado esta transformación con campañas de levantamiento de fondos sin precedentes: solo Blackstone recaudó cerca de US$1 billón en cinco años, superando por sí sola a todo el mercado público norteamericano.

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Este auge ha sido respaldado también por los grandes inversionistas institucionales, en particular los fondos de pensiones estatales. Casos como CalPERS, el sistema de retiro de Florida, y el fondo de Oregon muestran aumentos significativos en sus asignaciones a activos privados, alcanzando hasta un 45% de su portafolio total en algunos casos.

En conjunto, los 20 principales fondos estatales de EE.UU. ya destinan más de US$3,18 billones a este tipo de inversiones.

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Este desplazamiento del capital hacia lo privado refleja una transformación profunda en la arquitectura financiera contemporánea: menor exposición a la volatilidad del mercado, acceso a activos menos líquidos, pero potencialmente más rentables, y una creciente institucionalización de este universo de inversión.

Para Goldman Sachs, el crédito privado se consolida como una clase de activo defensiva dentro de los portafolios de inversión. Según James Reynolds, codirector de crédito privado en Goldman Sachs Asset Management, esta modalidad “puede ofrecer estabilidad cuando la incertidumbre está aumentando en los mercados y en la economía”.

Reynolds subraya que el crédito privado también puede actuar como cobertura ante escenarios de inflación elevada. Desde la perspectiva del riesgo crediticio, los portafolios de préstamos en el mercado privado tienden a ser relativamente defensivos, al destacar que hay menor exposición a sectores volátiles como las materias primas, en comparación con el mercado público de alto rendimiento.