Las seis lecciones para inversionistas que deja la carta de Warren Buffett

A sus 95 años, el empresario reflexiona sobre el paso del tiempo, la suerte y el rol de la bondad, que dejan enseñanzas sobre la inversión, la filantropía y la sucesión en su emporio financiero.

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Warren Buffett, conocido como el Oráculo de Omaha, acumuló enormes cantidades de efectivo en su compañía Berkshire Hathaway. Ahora, en una carta, reflexiona sobre su legado, la vejez, la suerte y la filantropía.
11 de noviembre, 2025 | 08:28 AM

Bloomberg Línea — Warren Buffett publicó su mensaje anual de Acción de Gracias con una combinación de anécdotas personales, decisiones patrimoniales y reflexiones sobre la vejez, la suerte, la filantropía y la administración empresarial.

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A sus 95 años, el fundador de Berkshire Hathaway (BRK/B) compartió principios que considera esenciales tanto en el plano financiero como en el humano. Su mensaje, aunque personal, encierra advertencias y recomendaciones útiles para quienes invierten a largo plazo.

El inversor anunció que decidió dejar de escribir el tradicional informe anual de la compañía y, en su lugar, comunicará sus reflexiones a través de una carta de Acción de Gracias, dirigida directamente a los accionistas individuales de la compañía. Esta decisión marca el inicio de una nueva etapa en su vínculo con los inversores, aunque mantiene intacto su deseo de compartir ideas, anécdotas y advertencias.

El mensaje de Buffett alterna entre recuerdos personales, disposiciones sobre su herencia y observaciones sobre liderazgo, suerte, riqueza y ética. Desde Omaha, donde ha vivido prácticamente toda su vida, repasa historias familiares, menciona figuras cercanas como Charlie Munger y Don Keough, y reconoce con claridad el papel del azar en su destino.

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Buffett destaca cómo el azar influye en el destino personal y financiero, cuestionando la idea de una meritocracia pura.

El papel de la suerte

Buffett comienza subrayando el papel que ha tenido la suerte en su vida. Reconoce que muchas personas en el mundo nacen sin las condiciones que él tuvo y que ese punto de partida marca diferencias estructurales. En sus palabras: “Nací en 1930, sano, razonablemente inteligente, blanco, hombre y en Estados Unidos. ¡Vaya suerte! Gracias, Dama Fortuna”.

Señala que la suerte puede influir decisivamente en el destino, tanto en lo personal como en lo financiero. Esta afirmación se inscribe en una crítica más amplia a la meritocracia absoluta, al advertir que la distribución de oportunidades es caprichosa y en muchos casos injusta.

A pesar de su edad, Buffett indica que sigue acudiendo a la oficina y que su motivación se mantiene intacta. Reconoce, no obstante, que el “Padre Tiempo” es invencible. Con una afirmación, recuerda que “en su marcador, todos terminan como ‘derrotados’”.

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Gobernar desde la tumba no funciona

Buffett explicó que sus hijos tienen más de 65 años y que desea acelerar las donaciones hacia sus fundaciones mientras aún pueden administrarlas personalmente.

Afirmó que los tres cuentan con las condiciones necesarias para distribuir grandes sumas de dinero de forma eficaz. “Todos mis hijos poseen la madurez, la inteligencia, la energía y el instinto para administrar una gran fortuna”.

Indicó que esa decisión busca evitar imponerles instrucciones rígidas que pierdan sentido con el paso del tiempo. “Gobernar desde la tumba no tiene buen historial, y nunca he sentido el deseo de hacerlo”, escribió en la carta y mencionó también que, en caso de fallecimiento de alguno de sus hijos, ya hay tres fideicomisarios alternativos designados, sin jerarquías entre ellos.

Decidido a evitar instrucciones póstumas, Buffett acelera las transferencias filantrópicas para que sus hijos gestionen los fondos con autonomía.

El inversor recordó que los tres tienen experiencia práctica y que comenzaron administrando montos pequeños que hoy superan los US$500 millones al año.

No temer al fracaso

Buffett expresó que no espera perfección de sus hijos en la tarea filantrópica. “He asegurado a mis hijos que no necesitan obrar milagros ni temer fracasos o decepciones. Estos son inevitables, y yo he tenido mi parte”. Considera que basta con que logren resultados algo superiores a los alcanzados por el sector público o por otros actores privados.

Reconoció que en el pasado intentó diseñar planes filantrópicos ambiciosos que no resultaron factibles. También, escribió que ha visto numerosos ejemplos de malas transferencias de riqueza, ya sea por errores políticos, decisiones dinásticas o filántropos excéntricos.

Ver más: El efectivo de Berkshire Hathaway, de Warren Buffett, alcanza récord de US$382.000 millones

Valoró los instintos de sus hijos, su disposición al trabajo y la experiencia que han acumulado con el tiempo. Señaló que han trabajado muchas horas durante años para ayudar a los demás, cada uno a su manera. No les exige resultados extraordinarios. “Si mis hijos simplemente hacen un trabajo decente, pueden estar seguros de que su madre y yo estaríamos complacidos”, escribió.

La obligación de los CEO: estar atentos

Buffett confirmó su respaldo a Greg Abel como nuevo CEO de Berkshire. Considera que comprende mejor que él mismo muchas de las operaciones y al personal de la empresa. Escribió: “No se me ocurre ningún CEO, consultor, académico, miembro del gobierno —usted elija— que yo seleccionaría antes que Greg para manejar su dinero y el mío".

Aclaró que Abel conoce en profundidad el negocio de seguros de propiedad y accidentes y que es capaz de identificar tanto sus oportunidades, como sus riesgos. Manifestó que espera que su salud se mantenga durante décadas. Por ello, dijo que, con algo de suerte, Berkshire debería necesitar solo cinco o seis directores ejecutivos durante el próximo siglo.

Greg Abel

Advirtió que uno de los errores que cometió con Charlie Munger fue no actuar a tiempo cuando algún ejecutivo presentó deterioro cognitivo, como la demencia, el Alzheimer u otra enfermedad debilitante de largo plazo. “Charlie y yo enfrentamos este problema varias veces y no actuamos. Ese error puede ser enorme”.

Por esta razón, aconsejó que el directorio esté atento a esos casos. “El consejo debe estar alerta ante esta posibilidad en el nivel del CEO, y el propio CEO debe estar alerta ante ello en las subsidiarias”.

No desesperar ante caídas bursátiles

Buffett sostuvo que el tamaño de Berkshire limitará su rendimiento en las próximas décadas. Dijo que es probable que otras empresas tengan mejores resultados. Sin embargo, defendió las fortalezas de la compañía y afirmó que está preparada para evitar grandes desastres. “Berkshire tiene menos probabilidad de sufrir un desastre devastador que cualquier otra empresa que conozca”.

También, escribió que la dirección y el consejo de Berkshire están entre los más conscientes de los intereses de los accionistas. Reiteró que la empresa no se prestará a prácticas que busquen favores políticos y aseguró que “Berkshire siempre se administrará de manera que su existencia sea un activo para Estados Unidos y evite cualquier conducta que la convierta en una suplicante ante el poder político”.

Ver más: Warren Buffett dejará de escribir su carta anual, y la entregará a su sucesor Greg Abel

Advirtió que el precio de la acción puede fluctuar con fuerza, incluso a la baja, y que eso no debería generar pánico. “El precio de nuestras acciones se moverá caprichosamente, cayendo ocasionalmente un 50%, como ha ocurrido tres veces en 60 años bajo la actual administración. No desesperen; Estados Unidos se recuperará y también las acciones de Berkshire", fue el consejo del empresario.

No castigarse por errores y el papel de la bondad

Buffett también dijo que se siente mejor con la segunda mitad de su vida que con la primera. “Mi consejo: no se castiguen por los errores pasados; aprendan aunque sea un poco de ellos y sigan adelante”.

Para el inversor, “nunca es tarde para mejorar” y aconsejó que cada persona debe elegir a sus héroes y copiar su forma de conducta. “Pueden empezar por Tom Murphy; él fue el mejor”.

El mensaje de Buffett subraya que el verdadero impacto no está en la riqueza acumulada, sino en la capacidad de actuar con humanidad y coherencia.

Contó la historia de Alfred Nobel, quien, según se dice, leyó su propio obituario cuando un periódico lo confundió con su hermano fallecido. Esa experiencia lo llevó a cambiar su comportamiento. “No esperen un error de imprenta: decidan cómo quisieran que fuera su obituario y vivan de manera que lo merezcan”, dijo Buffett.

Rechazó que la grandeza provenga del dinero, la fama o el poder. El empresario sostuvo que “la bondad no cuesta nada, pero vale todo”, escribió que ayudar a otros es la verdadera forma de aportar y consideró que la grandeza no proviene de acumular dinero, publicidad o poder, sino de ayudar a otros de cualquier forma posible.

“Escribo esto como alguien que ha sido insensible incontables veces y que ha cometido muchos errores, pero que tuvo la suerte de aprender de amigos maravillosos cómo comportarse mejor (aunque aún esté lejos de ser perfecto). Recuerden que la señora de la limpieza es tan humana como el presidente”, concluyó.

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