Bloomberg Línea — La búsqueda de activos de protección frente a la depreciación monetaria ha reavivado el interés por dos instrumentos clave: el oro y el bitcoin. Ambos son considerados formas de resguardo ante los riesgos del sistema financiero basado en monedas fiduciarias, aunque representan naturalezas distintas. El primero es el refugio físico tradicional y el segundo, su contraparte digital.
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El oro ha mostrado una corrección en su precio luego de un fuerte repunte durante el año. Sin embargo, desde BCA Research consideran que se trata de una pausa dentro de una tendencia estructural más amplia. Según Dhaval Joshi, estratega jefe de la firma, “la reciente caída del precio del oro de alrededor del 10% no es una burbuja estallando, sino un retroceso saludable que brinda una oportunidad de compra”.
A pesar de que el oro ha igualado al S&P 500 en capacidad de compra desde 1971, Joshi aclara que “incluyendo los ingresos, el S&P 500 ha superado al oro aproximadamente por cinco veces”.
No obstante, el analista dice que el valor del oro no radica en sus retornos comparables a los de la renta variable, sino en su función como activo de seguro dentro del régimen monetario actual.

El efecto red
Joshi argumenta que “el verdadero valor del oro proviene del efecto red que lo ha convertido en el activo de seguro predilecto en un régimen monetario fiduciario”. Este fenómeno, según el estratega, se refleja en la evolución de la relación oro/plata tras el abandono del patrón oro.
El analista recuerda que “antes de la introducción del dinero fiduciario en 1971, el oro se negociaba a alrededor de diez veces el precio de la plata. Pero después de 1971, la relación oro/plata se disparó hasta las 100 veces actuales”.
El ingreso de bitcoin como activo digital de resguardo representa un cambio de paradigma. Joshi señala que “bitcoin es esencialmente un oro digital. Es decir, todo el valor de bitcoin proviene del efecto red que lo ha convertido en el activo de seguro digital predilecto, así como el oro es el activo de seguro físico predilecto”.
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En este contexto, la diferencia de capitalización entre ambos deja un margen de crecimiento para el criptoactivo. “El activo de seguro digital, bitcoin, tiene un valor de mercado de solo US$2 billones en comparación con el activo de seguro físico, oro, con un valor de mercado de US$30 billones”, sostiene.
Agotamiento del bitcoin
Joshi identifica tres fuerzas que sostienen la demanda estructural de oro y bitcoin: el crecimiento de la riqueza global, la proporción de esa riqueza asignada a activos de seguro, y la competencia entre activos por capturar ese rol.
En su visión, “el oro tiene dos vientos de cola a largo plazo: el aumento de la riqueza global y una mayor proporción de esa riqueza colocada en el activo de seguro. Y un viento en contra: una participación decreciente del activo de seguro a medida que bitcoin gana una porción cada vez mayor”.

En este punto, un análisis de Bloomberg Intelligence introduce matices sobre la fortaleza relativa del bitcoin frente al oro. Según Mike McGlone, “las onzas de oro equivalentes a un bitcoin, un indicador clave para los activos de riesgo, habían subido hasta 2021, pero se estabilizaron durante casi cinco años y ahora parecen cada vez más propensas a continuar el descenso de 2025”.
A su juicio, esta evolución puede reflejar un agotamiento de los retornos en activos de alto beta. “La caída de bitcoin frente al oro puede sugerir rendimientos decrecientes para los activos de riesgo debido al alivio monetario de la Reserva Federal”.
La interpretación sugiere que, ante un entorno de política monetaria más laxa por parte de la Fed, los inversores estarían rotando desde activos de mayor riesgo, como el bitcoin, hacia instrumentos con menor volatilidad percibida, como el oro. Esta preferencia relativa refleja un ajuste en las expectativas de retorno y protección frente a escenarios macroeconómicos inciertos.
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Mayor preferencia por el oro
McGlone destaca un comportamiento divergente entre ambos activos desde septiembre. “El oro y los rendimientos del bono a 10 años han subido mientras que bitcoin ha caído desde que la Fed reanudó los recortes de tasas el 17 de septiembre”, sostiene.
Su modelo sitúa el valor justo del cruce bitcoin/oro por debajo de los niveles actuales. “El cruce bitcoin/oro ahora parece vulnerable a caer por debajo del mínimo de 2025 en 25x”, dice el analista y añade que “el modelo de Bloomberg Economics sitúa el valor justo más cerca de 15x”.
El umbral de 25x representa la cantidad de onzas de oro necesarias para comprar un bitcoin. Que esta relación se debilite implica una pérdida de valor relativo del bitcoin frente al oro.

Si el cruce cae hasta el nivel de 15x sugerido por el modelo, el mercado estaría reconociendo una mayor preferencia por el oro como reserva de valor, en un entorno de mayor aversión al riesgo y posible saturación en la demanda de criptoactivos. Esta dinámica contrasta con la tesis de BCA Research, que proyecta una creciente participación del bitcoin en la categoría de activos de seguro.
Joshi, por su parte, concluye que ambos activos presentan fundamentos sólidos a largo plazo, aunque con trayectorias diferenciadas. “Los inversionistas de largo plazo deberían poseer oro”, asegura el analista. “El efecto red que ha hecho del oro el activo de seguro físico predilecto generará una rentabilidad superior a largo plazo frente a otras materias primas”.
Al mismo tiempo, resalta que “los inversionistas de largo plazo también deberían poseer bitcoin. El efecto red que ha hecho de bitcoin el activo de seguro digital predilecto generará una rentabilidad superior a largo plazo, incluso frente al oro”.









