Bloomberg Línea — La semana pasada, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se dispararon a niveles que, prácticamente, no se veían desde hace dos décadas. Si bien al final de la semana la tendencia corrigió, el desempeño refleja las preocupaciones fiscales sobre la principal economía del mundo, una tendencia que podría golpear a la deuda de América Latina.
Los tenedores de bonos de EE.UU. han reflejado las preocupaciones por la trayectoria de la deuda y el déficit de ese país, en respuesta al más reciente paquete de recortes fiscales promovido por la administración de Donald Trump.
El rendimiento de los bonos a 30 años alcanzó el jueves el 5,15%, acercándose a su nivel más alto en 20 años, mientras los inversores digerían el impacto conjunto de una menor demanda por activos de Estados Unidos y la reciente retirada de la calificación AAA por parte de Moody’s.
Según Andrés Langebaek, director de Estudios Económicos de Davivienda y del Equipo Visión Davivienda, este fenómeno global “tiene un impacto sobre el costo del crédito soberano y del crédito al sector privado para muchos países en el mundo”.

Para Langebaek, la sensibilidad de las naciones a este entorno, sin embargo, varía de forma significativa.
El impacto latinoamericano
América Latina, señala el experto, es especialmente vulnerable frente a otros bloques emergentes. “La región es especialmente sensible a los incrementos en las tasas de los bonos del Tesoro debido a sus bajos niveles de ahorro frente a otros países emergentes, en particular los países asiáticos”, dice Langebaek.
Esta diferencia en la capacidad interna de financiamiento limita el margen de maniobra de los gobiernos y expone al sector privado a condiciones de crédito más restrictivas en los mercados internacionales.
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“El impacto es diferencial de acuerdo con la vulnerabilidad de la economía en particular”, dice Langebaek, quien subraya que esta vulnerabilidad está ligada a factores como “su nivel de endeudamiento, su exposición a cambios en los precios de los productos de exportación y la fortaleza de su sector financiero”.
En ese contexto, las naciones latinoamericanas enfrentan mayores riesgos, dado su perfil estructural.
Jonathan Fortun, analista sénior del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), coincide en que el impacto para América Latina es directo y considera que, si los rendimientos de los Tesoros se mantienen en niveles como los que se vieron la semana pasada, “los spreads necesarios para atraer demanda internacional tenderán a ampliarse”.
Esta tendencia encarece el financiamiento externo en un contexto como el que se vio en el primer trimestre de 2025, cuando la región emitió US$52.200 millones en deuda internacional con un costo promedio de 7,1%, una cifra que para el analista podría consolidarse o incluso subir si el nuevo entorno de tasas largas más altas se estabiliza.

“El tramo largo de la curva de EE.UU., con los bonos a 10 y 30 años habiéndose situado recientemente por encima de 4,5% y 5,1%, respectivamente, constituye el benchmark sobre el cual se construyen los precios de las emisiones soberanas latinoamericanas en dólares”, explica Fortun.
Los bonos a 10 años denominados en dólares de Brasil, Chile, Colombia y México están por encima de su promedio de los últimos tres meses, según los datos recopilados por Bloomberg.
Los desafíos locales
Según Felipe Campos, gerente de Inversión y Estrategia en Alianza Valores y Fiduciaria, “hay una presión sobre la deuda al subir los bonos de Estados Unidos, ya sea interna o externa”. Esta situación se agrava en países con altos niveles de endeudamiento, como Brasil y Colombia, donde los déficits fiscales superan el 7%.
Fortun destaca que “varios soberanos han venido profundizando sus estrategias de financiamiento en moneda local, con el objetivo de reducir su exposición al riesgo cambiario y depender menos de las condiciones externas”.
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Países como México, Brasil, Colombia y Perú están emitiendo cada vez más bonos denominados en moneda nacional, incluyendo instrumentos ligados a inflación y títulos de mediano plazo.
No obstante, el riesgo persiste. Fortun advierte que “el aumento en los rendimientos largos de EE.UU. también podría afectar la deuda en moneda local”.
Por un lado, los Tesoros más atractivos podrían reducir el apetito extranjero por bonos domésticos. Por otro, si se combinan tasas altas con depreciación cambiaria, “el retorno total ajustado por tipo de cambio podría deteriorarse, encareciendo de facto el fondeo en moneda nacional, especialmente en los tramos más largos”, dice el experto del IIF.

Fortun subraya que no se puede aislar lo global de lo local. En el caso mexicano, señala que “los fundamentos internos han actuado como un ancla de estabilidad”, mientras que Colombia, en cambio, enfrenta un panorama más frágil.
El analista advierte que “las vulnerabilidades fiscales y políticas amplifican cualquier movimiento global adverso”.
Riesgo matizado
Campos destaca que, si bien América Latina presenta un riesgo crediticio más alto que Estados Unidos, existen elementos estructurales que podrían jugar a favor de la región.
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“Hace 15 años no era así, las deudas de ellos eran por debajo del 60%, 50%; ahora es por encima del 100% o del 200%”, afirma, refiriéndose a las economías avanzadas. En contraste, América Latina exhibe niveles de deuda más moderados: “entre el 40% de Chile, el 60% de Colombia y el 75% de Brasil”.
No obstante, advierte que los desafíos fiscales siguen siendo significativos y que el entorno global actual, marcado por tensiones comerciales y expectativas de menor crecimiento, amplifica las presiones locales.
“La situación interna colombiana está muy descontada en los bonos, al punto en que es posiblemente de los pocos bonos latinoamericanos que no se han valorizado este año”, puntualiza, en alusión a la sensibilidad del mercado frente al contexto local.
A pesar del entorno externo desafiante, Langebaek señala que, si bien el alza de los rendimientos de los bonos del Tesoro ha sido un factor relevante, los movimientos en los CDS sugieren un protagonismo mayor de los riesgos locales.

“Dado que los CDS en la región aumentaron más que los Tesoros tras los anuncios del 2 de abril sobre aranceles recíprocos, sí podemos concluir que los factores locales –que de todos modos tienen un origen en las políticas de los Estados Unidos– han pesado más que los factores globales”, asegura Langebaek.
Para el analista, los factores locales están teniendo un peso relevante en la evolución del riesgo país de América Latina, particularmente en países como México y Colombia.
En palabras de Fortun, lo que se observa en la región es que los factores locales definen la trayectoria de mediano plazo del riesgo soberano, mientras que los globales marcan la dirección y velocidad del ajuste.