Bloomberg Línea — El repunte de los mercados emergentes gana tracción y, de acuerdo con HSBC Asset Management, podría consolidarse en una rotación estructural del capital global a partir de 2026. Tras años de protagonismo concentrado en la renta variable estadounidense, el escenario proyectado por el banco británico sugiere una diversificación creciente hacia activos de Asia, América Latina y otras regiones del Sur Global.
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HSBC identifica una combinación de factores cíclicos y estructurales que favorecerán a las economías emergentes, especialmente en un contexto de moderación del crecimiento estadounidense y ajuste de valoraciones. A ello se suma la depreciación progresiva del dólar y la reconfiguración geoeconómica hacia bloques productivos alternativos.
“Esperamos que el liderazgo del mercado se amplíe, ya que las ganancias del PIB de EE.UU. y las utilidades convergen con otros países”, dice el informe de noviembre. Esta convergencia, junto con un entorno de tasas menos restrictivo y el giro de los flujos hacia activos con mayor potencial de apreciación, podría marcar un cambio de paradigma en las carteras globales.
“Creemos que las oportunidades de crecimiento premium están en mercados emergentes y frontera, con el poder económico desplazándose hacia Asia y el Sur Global”, dice el informe.
Vientos de cola para los emergentes
La visión de HSBC plantea una “narrativa alcista de los mercados emergentes”, bien posicionados para beneficiarse de condiciones demográficas favorables, mayor resiliencia macroeconómica y un debilitamiento de la hegemonía del mercado estadounidense.

“Una serie de factores estructurales y cíclicos favorece los activos de los mercados emergentes, incluido el prospecto de una caída multianual del dólar, una desaceleración del crecimiento en EE.UU., y el aumento del crecimiento en otras regiones”, afirma el documento.
Dentro de este panorama, Asia y el llamado Sur Global aparecen como beneficiarios naturales del reequilibrio económico. La estrategia de desarrollo de China, por ejemplo, busca consolidar un modelo más autosuficiente.
Según el análisis, “la estrategia de desarrollo de alta calidad de China se enfoca en la innovación tecnológica y la reequilibración económica, principalmente mediante reformas estructurales para restaurar beneficios corporativos y potenciar el consumo doméstico”.
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En términos de asignación de activos, HSBC identifica oportunidades especialmente atractivas en renta variable de mercados fronterizos, bonos locales de Asia y crédito soberano en moneda fuerte.
Esto contrasta con su visión más cauta sobre el mercado estadounidense, donde los riesgos de concentración, valoraciones elevadas y menor margen de política monetaria configuran un entorno menos favorable para retornos extraordinarios.
El dólar pierde impulso
Uno de los pilares del escenario proyectado es la debilidad relativa del dólar en los próximos años. HSBC anticipa una pérdida gradual de su condición excepcional, lo que abre espacio para revalorizaciones en monedas emergentes y flujos hacia activos subvaluados. “Se espera un debilitamiento gradual del dólar estadounidense en medio de la desaparición del excepcionalismo estadounidense”, dice el informe.

Este fenómeno podría reforzar un mercado alcista en los emergentes, apoyado por el crecimiento económico, el estímulo chino y valoraciones atractivas. La tesis de HSBC se aleja de un optimismo ciego y reconoce la necesidad de selectividad, pero sí considera que los diferenciales de crecimiento, política fiscal activa y menor sensibilidad a los ciclos restrictivos en algunas regiones justifican una reevaluación de los portafolios globales.
El informe también contempla escenarios alternativos. En uno de ellos, denominado “AI Boom”, un auge de inversiones ligadas a la inteligencia artificial impulsa la productividad global y favorece a los activos de riesgo.
En ese contexto, HSBC proyecta que “los espíritus animales y la IA impulsan el crecimiento global”. No obstante, incluso en ese entorno optimista, los mercados emergentes capturan una parte relevante del entusiasmo inversor.
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En contraste, un escenario más adverso, bajo el nombre de “Cracks Widen”, implicaría un resurgimiento de la aversión al riesgo y una fuga hacia la calidad, donde los emergentes sufrirían más.
Aun así, HSBC considera que los fundamentos actuales permiten sostener una tesis de crecimiento sólido para las economías emergentes, con fundamentos fiscales más sólidos, balances mejorados y menor dependencia de flujos externos volátiles.
Con base en estas proyecciones, HSBC mantiene una postura de sobreponderación en renta variable emergente, especialmente en Asia sin Japón y mercados frontera.

La entidad concluye que “hay una fuerte razón para desbloquear valor en los activos de los mercados emergentes en medio de la perspectiva de una caída multianual del dólar estadounidense y un fuerte crecimiento de los mercados emergentes”.
Este posicionamiento marca un punto de inflexión respecto a la última década, dominada por la hegemonía de la tecnología estadounidense. De cara a 2026, el cambio en la geografía del crecimiento podría redibujar los mapas de asignación de capital global.









