Bloomberg Línea — El rally del precio del oro ha reactivado el debate sobre el papel del metal como activo refugio, en un contexto donde su comportamiento se ha alejado del patrón defensivo que históricamente lo caracterizaba.
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Un informe de Deutsche Bank muestra que, desde 2020, el oro ha mostrado correlaciones positivas más frecuentes con el S&P 500, debilitando su utilidad como cobertura ante caídas en los mercados bursátiles.
Aunque sigue cumpliendo una función como diversificador en el largo plazo, su rol táctico en periodos de estrés financiero se ha vuelto menos efectivo.
Este cambio ha impactado el comportamiento de los inversores institucionales, especialmente en el segmento de ETF. Michael Hsueh, analista de Deutsche Bank, advirtió que “la combinación de una correlación positiva y una volatilidad realizada aún elevada mantiene un entorno poco favorable para que los inversores en ETF se animen a reconstruir posiciones largas con confianza”.

Una correlación que debilita su rol defensivo
Según Deutsche Bank, la correlación entre el oro y el S&P 500 ha dejado de ser excepcional y se ha vuelto un patrón más recurrente en los últimos años. El informe señala que este fenómeno “no será una gran sorpresa” y que “este año hasta ahora no es excepcional en términos de correlación positiva con el riesgo”.
El análisis utiliza datos desde 1990 (con índices de retorno total) y extiende la comparación hasta 1975 usando retornos spot. La conclusión es que, a largo plazo, el oro mantiene su carácter de diversificador, pero esa propiedad se debilita si se pone más énfasis en su desempeño reciente.
Deutsche Bank identifica tres implicancias de esta correlación positiva con el riesgo. La primera, y más evidente, es el impacto en la demanda por parte de ETF, que se ha mantenido débil.
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La segunda es que los bancos centrales pueden aprovechar esta debilidad para reforzar sus posiciones, como actores con horizontes de inversión teóricamente infinitos. La tercera está relacionada con el comportamiento de los consumidores ante precios altos y estables.
ETFs sin impulso a pesar del rally
El metal cayó por debajo de los US$4.000 tras la reunión de la Reserva Federal en octubre, pero la respuesta de los ETF ha sido limitada. Durante la semana más reciente, las compras netas se ubicaron en apenas 0,3 millones de onzas troy, muy por debajo de los picos de venta registrados anteriormente. En el período agosto-octubre, los flujos de salida alcanzaron hasta 1,5 millones de onzas troy semanales.
Hsueh indicó que las ventas de ETF de oro tampoco se han acelerado desde la caída del viernes del S&P 500 y del oro, "aunque eso podría cambiar si la volatilidad del mercado accionario continúa”.

El informe también detalla que la mayor jornada de ventas de ETF ocurrió varios días después del inicio de la debilidad del oro en octubre, lo que indica una reacción retrasada y un comportamiento menos proactivo por parte de los fondos.
Tras eventos de alta volatilidad, los ETF tienden a tardar un mes en retomar posiciones compradoras, como ocurrió en mayo de 2025.
Demanda oficial sostiene los fundamentos
La demanda por parte de bancos centrales ha sido el principal factor detrás del sostén estructural en los precios del oro. Deutsche Bank destaca que este tipo de demanda, menos sensible al precio, ha crecido de forma sostenida desde 2021.
Hsueh sostuvo que “la demanda oficial elevada es la razón principal del rendimiento superior del oro frente a su valor justo financiero”. El banco estima que esta tendencia continuará, especialmente en Asia, donde la acumulación de reservas en oro se ha intensificado.
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En paralelo, la oferta reciclada se mantiene limitada, ya que los consumidores han retrasado la venta de oro ante la expectativa de mayores subas. La demanda de joyería cayó 300 toneladas en el año, una reducción del 18% interanual.
En este punto, Hsueh observa que “un precio del oro que ahora está a una distancia moderada del máximo del año puede ser visto como una oportunidad de compra por parte de los consumidores que se habían retirado del consumo de joyería”.
Asimismo, el informe advierte que la escasez relativa de oro reciclado, en comparación con 2009-2012, podría revertirse si se disipa la expectativa de nuevos aumentos.

Perspectiva alcista
En medio de este contexto, Deutsche Bank mantiene una visión estructuralmente alcista para el oro y proyecta un precio promedio de US$4.000 por onza en 2026. Esta estimación se basa en el supuesto de que los bancos centrales mantendrán su ritmo de compras por encima del promedio registrado entre 2011 y 2021.
Hsueh afirmó que su “expectativa de que lo hagan respalda un sesgo estructuralmente alcista y un alza hacia nuestra proyección promedio de US$4.000 por onza para el próximo año”.
En este contexto, aunque el oro ha perdido eficacia como cobertura inmediata ante turbulencias bursátiles, su precio se sostiene por fundamentos sólidos relacionados con los cambios en la composición de la demanda global.
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La ausencia de ventas agresivas por parte de los ETF, sumada al respaldo institucional oficial, proporciona un soporte estructural que reduce la probabilidad de caídas sostenidas en el corto plazo.









