Bloomberg Línea — Un informe de Bank of America (BAC) anticipa un ciclo amplio de relajación monetaria en América Latina, impulsado por condiciones globales favorables como la debilidad del dólar, el freno económico en Estados Unidos y China y una inflación internacional contenida.
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La entidad proyecta que las tasas de referencia en Brasil, Colombia y México caigan significativamente hacia finales de 2026, desde niveles que aún se mantienen por encima de los tipos considerados neutrales.
La expectativa de un ciclo de recorte de 125 puntos básicos por parte de la Reserva Federal estadounidense refuerza esta visión, al facilitar un entorno más laxo para las economías emergentes.
“No esperamos presiones inflacionarias globales significativas en los próximos trimestres”, afirman los economistas de Bank of America, quienes subrayan que esto abriría espacio para que los bancos centrales latinoamericanos inicien ciclos de relajación monetaria más contundentes.

A pesar de los riesgos latentes, como un posible repunte en los precios del petróleo, un fortalecimiento del dólar estadounidense ante una recesión o un agravamiento de las tensiones geopolíticas, la entidad mantiene un sesgo claro hacia un escenario de menor inflación y tasas más bajas en la región.
Brasil: recortes comenzaría antes de lo previsto
Bank of America anticipa que el Banco Central de Brasil (BCB) comenzará a recortar tasas en diciembre de este año, con una reducción de 50 puntos básicos.
El pronóstico contrasta con el consenso de mercado, que sitúa el primer recorte en enero de 2026 con una baja más moderada. “Nuestra proyección fuera del consenso se basa en que, incluso si el BCB comienza a recortar, las tasas seguirán siendo contractivas por un largo periodo”, explican los analistas.
La inflación en Brasil ha mostrado señales claras de desaceleración, respaldada por una moneda apreciada, menor gasto público en el primer semestre y debilidad en la actividad económica. En los últimos cuatro trimestres, el crecimiento interanual del PIB se desaceleró de 4,0% a 2,2%. La inflación esperada para 2026 se sitúa en 4,32%, por debajo del 4,56% estimado previamente.
En cuanto a la moneda, el informe subraya que “un tipo de cambio más apreciado ha contribuido en la dirección opuesta, respaldando menores expectativas de inflación”. El real brasileño (USDBRL) ha ganado terreno gracias al diferencial de tasas de interés con respecto al exterior y una menor percepción de ruido fiscal.
No obstante, Bank of America advierte que “una mayor depreciación del real es un riesgo y podría postergar el primer recorte del BCB”. Además, los analistas del banco creen que persisten riesgos internos.
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El repunte del gasto público en la segunda mitad del año podría presionar los precios, mientras que tensiones diplomáticas con Estados Unidos, como la eventual aplicación de sanciones relacionadas con el juicio a Jair Bolsonaro o la ley de reciprocidad, podrían provocar volatilidad cambiaria.
México: Banxico recortaría hasta 6,50% en 2026
En el caso mexicano, Bank of America prevé que la tasa de referencia, actualmente en 7,75%, baje hasta 6,50% para finales de 2026. El pronóstico está sustentado en una combinación de crecimiento débil, brecha de producto negativa y una inflación que debería mantenerse contenida. “Nuestra convicción más fuerte respecto a Banxico no está en el corto plazo, sino en el mediano”, subraya el equipo de análisis.
Durante 2025, Banxico ha reducido la tasa en cinco ocasiones, incluidas cuatro bajas de 50 puntos y una de 25 puntos. La inflación general ha caído drásticamente, situándose en 3,5% anual en agosto, aunque la inflación subyacente se mantiene firme en torno al 4,2%.
El banco central mexicano mantendría la tasa sin cambios tras septiembre, debido a la persistencia de la inflación subyacente, pero retomaría los recortes en 2026. “Esperamos que Banxico recorte 100 puntos básicos en 2026 para llevar la tasa al 6,50 % a fin de año”, indica el documento.
Respecto al tipo de cambio, el análisis destaca que el peso mexicano (USDMXN) sigue siendo un factor clave de contención para la inflación de bienes. “Esperamos que la fortaleza del peso continúe conteniendo la inflación de bienes”, explican los economistas, quienes además advierten que el debilitamiento del peso tras las elecciones de 2024 provocó un alza temporal en la inflación, aunque prevén que la moneda se mantenga relativamente firme durante el próximo año.
El informe señala que el mercado laboral sigue tensionado, lo que podría ralentizar la convergencia de la inflación de servicios. Aun así, los analistas ven riesgos a la baja para su proyección, ya que “Banxico podría optar por recortes adicionales si la actividad se debilita más de lo previsto o si se siente más cómodo con una inflación entre 3,5% y 4,0%”.
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Colombia: mercado sobredimensiona la tasa terminal
El panorama en Colombia presenta una divergencia clara entre las expectativas de mercado y la visión de Bank of America. Mientras los mercados descuentan una tasa del 8,5% al cierre de 2026, el banco proyecta un nivel de 7,0%. “Pensamos que esto implica que el mercado asume que el banco central fracasará en hacer converger la inflación a su rango de tolerancia, o bien que la demanda interna es muy fuerte”, señala el análisis.
La postura reciente del Banco de la República ha sido más restrictiva, lo que ha llevado a BofA a aplazar su previsión del próximo recorte de septiembre a diciembre. El gobernador Leonardo Villar defendió que la demanda interna es “muy fuerte” y expresó preocupación por los aumentos del salario mínimo, que podrían obstaculizar la desinflación.
Sin embargo, los analistas ponen en duda la fortaleza de la demanda. “La aparente solidez del consumo se apoya en fundamentos frágiles”, sostienen. El incremento del salario mínimo no se considera una política sostenible, mientras que el impulso fiscal perdería fuerza tras las elecciones de 2026.
Además, el flujo de remesas, otro soporte al consumo, podría reducirse ante un menor dinamismo económico en Estados Unidos y temores migratorios.
En cuanto al peso colombiano, Bank of America no emite un pronóstico explícito sobre el nivel futuro del tipo de cambio, pero sí advierte que “la volatilidad asociada a las elecciones y una eventual pérdida de confianza del mercado podrían tener un efecto adverso sobre el tipo de cambio y, en consecuencia, sobre la inflación”. Esa posibilidad representa un riesgo adicional que podría limitar el margen para recortes agresivos si se materializa una depreciación significativa.
La entidad considera que la política monetaria debe ser más anticipativa, enfocándose en factores estructurales en lugar de estímulos temporales. “Es difícil argumentar que la política fiscal sostendrá la demanda interna el próximo año”, concluyen los expertos, reafirmando su previsión de una tasa terminal de 7,0% en un contexto de inflación convergente y posible consolidación fiscal.