Bloomberg Línea — El equipo de estrategas de Deutsche Bank marcó una de las proyecciones más ambiciosas para el mercado accionario estadounidense hasta ahora. El banco alemán respalda un escenario de crecimiento sostenido en los beneficios empresariales y una expansión en la participación de sectores cíclicos, financieros e industriales.
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Esta previsión representa un alza respecto a los niveles actuales del S&P 500 y se fundamenta en una estimación de ganancias para 2026. “Nuestros estrategas de renta variable proyectan un crecimiento robusto de beneficios, con un BPA del S&P 500 que alcanzará los US$320 (+14,2%) en 2026”, explicaron en el informe.
Ese optimismo ve al índice en 8.000 puntos y se sostiene sobre un cambio estructural en la composición del mercado. “Nuestros estrategas de renta variable consideran que el S&P 500 ha experimentado un mercado alcista fuerte pero bifurcado, que ahora se espera que se amplíe”, apuntaron. Además, anticipan que las valoraciones se mantendrán elevadas, con un múltiplo precio-beneficio en torno a 25 veces.
El informe señala que esta visión es liderada por el estratega más optimista del equipo, quien ha tenido un “sólido historial de aciertos durante la última década”. En ese contexto, el foco ya no se concentra exclusivamente en las grandes tecnológicas, sino que se traslada a un espectro más amplio de sectores con sesgo cíclico. “Mantienen sobreponderación en Estados Unidos y Europa, neutrales en mercados emergentes y con infraponderación en Japón”, detallan.

Inteligencia Artificial: motor clave
El punto de inflexión que justifica este nuevo ciclo expansivo en los mercados es la aceleración de la inversión en inteligencia artificial, que Deutsche Bank describe como el principal catalizador de productividad hacia 2026. “La rápida inversión y adopción de la IA seguirá dominando el sentimiento del mercado”, dice el documento.
Este cambio tecnológico estructural está generando dinámicas nuevas en la asignación de capital y en la productividad laboral. “Dada la velocidad del avance tecnológico, resulta difícil creer que esto no se traducirá en mejoras significativas de productividad en los próximos años”, sostienen. A pesar de que aún no es posible identificar con claridad a los ganadores y perdedores del nuevo ciclo, el informe reconoce que los efectos se materializarán de forma gradual.
Sin embargo, los analistas advierten que este proceso no será lineal. “Mientras tanto, los mercados podrían oscilar bruscamente entre narrativas de auge y caída”, señalan. Esa volatilidad estará presente incluso si la dirección estructural del crecimiento se mantiene intacta.
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En ese escenario, además del objetivo de 8.000 puntos hacia finales de 2026, Deutsche Bank también proyecta un avance gradual trimestre a trimestre, desde 7.000 puntos en el cuarto trimestre de 2025 hasta 7.225, 7.450 y 7.675 en los tres primeros trimestres de 2026, respectivamente.
En paralelo, el Stoxx 600 pasaría de 590 a 650 en ese mismo periodo, confirmando una visión positiva no solo para la renta variable estadounidense, sino también para los principales índices europeos.
Proyecciones macro para 2026
Desde el frente macroeconómico, los analistas del banco prevén una aceleración del crecimiento en Estados Unidos, impulsada por estímulos fiscales, condiciones financieras favorables y la reducción de incertidumbres en política comercial. “Nuestros economistas han revisado al alza su previsión de crecimiento del PIB de Estados Unidos para 2026 en 0,4 puntos porcentuales hasta el 2,4%”, explican.

El contexto de inflación también presenta un perfil más benigno. “Se espera que la inflación subyacente PCE se mantenga cerca del 3% en la primera mitad del año antes de desacelerarse al 2,4% en el cuarto trimestre de 2026”, proyectan.
En cuanto a la política monetaria, se anticipa que la Reserva Federal recorte las tasas dos veces más antes de una pausa prolongada, con un tipo terminal en el rango de 3,25% a 3,5%.
El mercado de divisas también refleja estas dinámicas. “Nuestro equipo de divisas prevé que el ciclo alcista del dólar de varios años seguirá debilitándose, con una previsión de EUR/USD de 1,25 para finales de año”, explican los estrategas. Añaden que “la debilidad del dólar continuará, aunque a un ritmo más lento que en 2025, dejando al dólar ponderado por comercio aproximadamente un 6% más débil para finales de 2026”.
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La combinación de déficits gemelos en Estados Unidos, un entorno global más equilibrado y una menor excepcionalidad del crecimiento estadounidense contribuyen a este escenario de debilitamiento estructural del dólar.
“La excepcionalidad ha disminuido, tanto en términos de crecimiento como en rendimiento del mercado de valores”, añaden los analistas, quienes observan que otros países han comenzado a cerrar brechas gracias al apoyo fiscal y valoraciones más atractivas.
¿Cuáles son los riesgos para 2026?
A pesar del sesgo constructivo en las proyecciones, Deutsche Bank identifica múltiples factores de riesgo que podrían alterar el escenario base. La independencia de la Reserva Federal, el comportamiento del mercado laboral y la trayectoria fiscal de Estados Unidos son algunos de los focos de atención.

“El 21 de enero, el Tribunal Supremo escuchará argumentos sobre si Lisa Cook puede permanecer en su cargo como gobernadora de la Fed mientras impugna la decisión de Trump de destituirla”, señala el informe. Ese fallo podría sentar un precedente relevante para la independencia institucional del banco central.
Además, el final del mandato de Jerome Powell como presidente de la Fed, previsto para mayo, abre un espacio de incertidumbre en la conducción de la política monetaria. “Una elección más abiertamente política para presidir podría incentivarlo a permanecer en la Junta, lo que podría influir significativamente en la dinámica del Comité”, advierten los autores del análisis.
En el frente fiscal, la situación sigue siendo compleja. “Con el déficit proyectado por encima del 6,5% del PIB en 2026, la capacidad del balance público para apoyar la economía en caso de una recesión es limitada”, advierten los economistas del banco. La posible revisión del T-MEC en julio y nuevas tensiones arancelarias con China también figuran como eventos a monitorear.
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Por último, el conflicto en Ucrania, las elecciones intermedias en Estados Unidos y las presiones políticas en Europa añaden capas de incertidumbre geopolítica que podrían desestabilizar los mercados financieros en cualquier momento.









