Bloomberg Línea — La amenaza de un nuevo cierre del gobierno estadounidense ha reactivado temores entre inversores globales, a medida que se agota el tiempo para alcanzar un acuerdo presupuestario antes del 1 de octubre.
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Aunque episodios anteriores de shutdown han tenido efectos moderados sobre los mercados, el contexto político y macroeconómico actual introduce nuevos elementos de riesgo, desde interrupciones en la publicación de datos clave hasta posibles despidos permanentes en el sector público.
UBS señala que “las clausuras gubernamentales han tenido, históricamente, un impacto limitado en los mercados”, y recuerda que en el shutdown de 2013, que se extendió del 1 al 17 de octubre, los principales índices bursátiles “registraron solo caídas menores y repuntaron rápidamente incluso antes de la reapertura del gobierno”.
Durante el cierre de 35 días iniciado en diciembre de 2018, el mercado accionario tocó fondo al tercer día y para cuando se reanudaron las actividades, el S&P 500 ya había subido un 10%.
No obstante, las condiciones actuales difieren. Anna Wong, analista de Bloomberg Economics, advierte que “si el cierre dura tres semanas —nuestro escenario base, aunque con poca convicción— la tasa de desempleo podría dispararse hasta 4,6%-4,7% en octubre, ya que los trabajadores suspendidos serían contabilizados como desempleados temporales”.
Esta situación afectaría particularmente la encuesta de hogares del Bureau of Labor Statistics, mientras que la encuesta de establecimientos, que sustenta el informe de nóminas no agrícolas, se vería menos alterada.
¿Qué impacto podría tener sobre la Fed?
La incertidumbre también alcanza la política monetaria. La suspensión de estadísticas clave complicaría el diagnóstico del mercado laboral justo antes de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del 28 y 29 de octubre. Según Wong, “el FOMC podría ingresar a su reunión con poca o ninguna visibilidad sobre los indicadores laborales más importantes”.
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UBS coincide en que “esto significa que la Fed podría tomar su decisión de política monetaria sin contar con datos laborales actualizados”, aunque no cree que ello impida un nuevo recorte de 25 puntos básicos.
Daniel Tobón, analista de Citi, estima que la ausencia de información oficial “podría crear cierta incertidumbre en la fijación de precios para la reunión de la Fed del 29 de octubre”, si bien “los mercados probablemente mantendrán la expectativa moderada de recortes”.
Según su análisis, las cifras más recientes ya apuntaban hacia “riesgos crecientes a la baja en el mercado laboral sin un repunte correspondiente en la inflación”, y un cierre de gobierno acentuaría esa tendencia.

El efecto sobre el PIB de Estados Unidos
Las consecuencias macro también son relevantes. Bloomberg Economics recuerda que, según la regla de cálculo interna de la Fed, “cada semana que el gobierno está cerrado recorta alrededor de 0,2 puntos porcentuales del crecimiento del PIB real anualizado en ese trimestre”.
Aunque estos efectos tienden a revertirse una vez reabierto el gobierno, un shutdown prolongado podría desestabilizar aún más una recuperación ya frágil.
UBS estima que un cierre completo “podría reducir el crecimiento del PIB en aproximadamente 0,1 puntos porcentuales por semana”, pero espera una recuperación posterior, “asumiendo que los empleados federales reciban el pago retroactivo y que se reanude la tendencia de gasto”.
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Sin embargo, el informe también advierte que una proporción reducida de la fuerza laboral podría enfrentar despidos definitivos, aunque “estos enfrentan importantes desafíos legales y es poco probable que sean sostenidos por los tribunales”.
Impacto en el dólar y el mercado de divisas
En los mercados cambiarios, los efectos de un shutdown se han manifestado históricamente en forma de debilidad del dólar. Tobón, de Citi, recuerda que “históricamente, los cierres del gobierno han coincidido con un dólar más débil, aunque principalmente frente a monedas refugio como el yen, el franco suizo y el euro”.
En su análisis más reciente, añade que “la incertidumbre política estadounidense debería presionar al dólar a la baja” y que “un cierre breve tendría escasa continuación, pero una resolución rápida mantendría los rangos similares a los de meses recientes”.

Francesco Pesole, estratega de ING, coincide en este diagnóstico con un ejemplo sobre el yen. En una nota, afirma que “el USD/JPY cayó un 1,5% durante el cierre de 2018-2019 y actualmente cotiza un 1% por encima de su valor justo a corto plazo, según nuestro modelo”. Además, sostiene que “una caída del USD/JPY podría seguir siendo la operación favorita durante el cierre”.
En cuanto al euro, tanto Citi como ING prevén que mantenga una ventaja relativa frente al dólar, especialmente en un contexto donde se acumulan riesgos a la baja sobre los datos macroeconómicos estadounidenses.
Tobón observa que “el posicionamiento actual muestra una ligera posición corta en dólares” y que “una mayor incertidumbre política en EE.UU. podría presionar aún más al dólar”. ING, por su parte, destaca que “seguimos viendo que esto favorece al yen y al euro, y perjudica al dólar y al dólar canadiense”.
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En términos más estructurales, UBS recomienda a los inversores “mirar más allá de los temores de cierre y centrarse en otros impulsores del mercado, como el mix de recortes continuados por parte de la Fed, sólidos beneficios empresariales y un robusto gasto en inteligencia artificial”. En su escenario base, proyecta que el S&P 500 podría alcanzar los 6.800 puntos hacia junio de 2026, e incluso llegar a los 7.500 en un escenario alcista.
La firma también mantiene su preferencia por “activos de renta fija de calidad, especialmente aquellos con vencimientos a medio plazo” y ve oportunidades de diversificación en “estrategias de reemplazo de ingresos, como renta variable con dividendo o estructurados generadores de rendimiento”.
Frente al aumento de la volatilidad y los riesgos políticos, UBS concluye que “el oro sigue siendo una cobertura eficaz ante episodios de riesgo económico, político y geopolítico”, y proyecta un precio base de US$3.900 por onza hacia junio de 2026, con un potencial de alza hasta US$4.200 en un escenario optimista.